El comienzo. (Parte 3)

Levantó una gran corriente de arena, junto con los trozos más pequeños de los escombros. La figura de Shun desapareció de repente.

¿Mamá había acabado con él?

Nanami finalizó la técnica y cayó al suelo rendida. Por unos segundos estuvimos a ciegas. Cuando la humareda de arena se fue dispersando, pudimos ver el gran agujero que había dejado el cuerpo de Shun al caer.

De los labios de Dai se escapó un suspiro de alivio.

Me acerqué curiosa, gateando por el suelo hasta el gran agujero.

-¡Kushina! ¡No te acerques! -bramó Dai levantándose con dificultad y siguiéndome a toda prisa.

Me asomé por el borde del hoyo y miré hacia abajo.

"Ahí está."

De repente, el cuerpo de Shun comenzó a hincharse. Mis ojos se abrieron como platos cuando comprendí lo que estaba a punto de pasar.

Explosión.

Por un momento todo quedó en silencio, salvo por un pitido que resonaba en mis oídos.

-Kushina.. ¡Kushina! ¿Me escuchas? -las manos de Dai tocaron mi espalda y me trajo de nuevo a la realidad- ¿Estás bien?

Levanté la cabeza poco a poco.

Detrás de Dai había una barrera de piedra. En la aldea solo había uno con el elemento tierra.. 

-¿Estáis  bien, chicos? -preguntó una voz conocida.

En mi rostro y en el de Dai nació una gran sonrisa.
-¡Gracias, Tayuko! -exclamamos al unísono.
-¿Estás bien, Nanami? -preguntó ahora dirigiéndose a su hermana.
-Si.. -contestó intentando ponerse en pie apoyada en los escombros. Hizo una mueca de dolor- He gastado demasiado chakra.
Tayuko asintió con entendimiento.
-Nanami, lleva a tus hijos lejos de aqui y huye. Yo te cubro -dijo retirando la barrera de piedra.
Nanami se sobresaltó enseguida.
-¡Pero Tayuko! -gritó. Después nos dirigió su mirada a nosotros, y comprendió que sin ella, nosotros no tendríamos ninguna oportunidad para sobrevivir. Miró a su hermano con tristeza- No hagas.. Ninguna locura..
Tayuko mostró una sonrisa juguetona.
-¿Cuándo he hecho yo locuras? -quería aparentar tranquilidad, pero no parecía muy convencido. Sabía que cualquier movimiento equivocado lo llevaría a la muerte, y peor aun, Nanami y nosotros estaríamos en peligro. Recorrió con su mirada el campo de batalla, a su derecha estaban todos los demás miembros del clan Uzumaki luchando, y el chico moreno de la katana, que no hizo ningún movimiento. Eso demostraba que su compañero aún seguía con vida, de otra manera no se mostraría tan tranquilo. Reflexionó durante unos segundos- Bien. Nanami, ve con Dai y Kushina. A mi señal, correr, y no volváis atrás.